domingo, 23 de enero de 2011

HÉCTOR PÉREZ, EL QUE NIEGA A LA MUERTE

Fue un día luminoso, el del sábado 20 de noviembre , en que volvieron para reencontrarse con sus compañeros de militancia, los restos de Héctor Pérez (o Walter su nombre de batalla) al cementerio de Ezpeleta ,en Quilmes. Las razones no sólo hay que ubicarlas en que fue un día a pleno sol, o en la enorme sonrisa con la que este joven comunista de 19 años nos regalaba desde los afiches, sino esa especie de mayéutica Socrática, que produjeron los compañeros que hicieron uso de la palabra, sacando a luz las profundas convicciones y valores de este comunista, obrero metalúrgico, hermano, hijo, etc.
Es bueno que todos sepamos, que la dictadura lo secuestró sometiéndolo a terribles vejámenes , para después matarlo, y Héctor ( el joven de la hermosa sonrisa) no delató a ninguno de sus compañeros de fábrica , ni de La Fede que militaban con él; que era un militante que defendía en todos lados su identidad política, ¡Militante de la Federación Juvenil Comunista!,y desde esta afirmación de su identidad luchaba por la unidad del campo popular, para enfrentar a la burocracia y a los patrones (en este caso Zorraquín Becú socios del terrorismo de estado)y en la forja de una unidad política del campo popular, que hubiera hecho posible una patria socialista.
Pienso en este joven comunista, militante de tiempo completo, que concibe la vida cargada de contenido, de valores, de conciencia, de historias, que le da plenitud a cualquier existencia, que hace que la vida (corta o larga) valga la pena ser vivida y entonces tenemos que decir que esta manera de vivir la militancia ,tiene que ser una gran inspiraciones para todos nosostros, para mejorar nuestras formas de relacionarnos, de revalorar la militancia y a los militantes, de ser lo más humanos posibles, de ser duros con el enemigo y tiernos con  nuestros compañeros, de que un puesto de lucha es la mayor aspiración que tiene que tener una persona que se incorpora a las filas de una fuerza revolucionaria y este hecho hace que ya valga la pena haber pasado por la vida con la frente en alto y la sonrisa plena, como Héctor.
Esto me convence, que en el momento definitivo, de su corta e intensa existencia, cuando la canalla dictatorial estaba por cobrarle su atrevimiento, el se habrá reafirmado en los ideales que fraguaron su militancia y cuando intentaban quebrarlo , el les contestaría convencido: "fiado en el instinto que me inspira, desdeño los peligros que señalas, el ave canta aunque la rama cruja, como que sabe lo que son sus alas".
Los comunistas que nunca te abandonamos, en estas décadas de lucha por recuperar tus restos y de llevar a la cárcel a tus asesinos  y a los asesinos de los 30.000 compañeros, nos juramentamos en desarrollar con toda nuestra pasión e inteligencia, las tareas necesarias que acerquen el día de la definitiva independencia de nuestra patria y de la liberación de nuestro pueblo.
Compañero Héctor Pérez, te recibimos con los puños en alto, tan alto que esperemos que estén a la altura de tu ejemplo.

24-11-2010

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