domingo, 23 de enero de 2011

ACERCA DE LA INVITACIÓN DE CHUPÁRSELA A MARADONA

Las declaraciones de Maradona generaron distintas respuestas, en su mayoría reprobatorias; las opiniones en este sentido alcanzaron a distintos estamentos de la sociedad, del mas rico al mas pobre y al mas amplio arco ideológico de derecha a izquierda (aunque no lo crean hay una izquierda que es atea, pero anda con los diez mandamientos en el bolsillo) para el que escribe es un testimonio de primer nivel para correr algunos velos de las relaciones de poder, que luego se expresan como sentido común en amplias franjas de nuestra sociedad.
Maradona se ubica del lado de la herejía, es decir no rompe con el dogma, pero tiene otra mirada, perturbadora, desestructurante, molesta.
Maradona no es la conciencia crítica de nuestra sociedad, pero en el caso particular que aquí se trata, es el espejo grosero, vulgar, grotesco, en donde no nos queremos mirar, por miedo a reconocernos, porque Diego es descarnado, pone las cosas blanco sobre negro. ¿Y por qué esta afirmación? porque la crítica es protocolar: “que lo haya dicho en público”, “como representante de los argentinos”, “ante la prensa internacional”. No se cuestiona que lo que haya dicho este mal y se tira la primera piedra como si muchos de  nosotros alguna vez no hubiéramos usado calificativos parecidos, iguales o peores. Maradona es herético porque desnuda la hipocresía, como la del político que se llena la boca de democracia y fue colaborador de la dictadura, como la de la sociedad rural que en nombre de los pequeños productores avanza en la sojizaciòn de la Argentina, o como cuando los periodistas reclaman una falsa independencia y objetividad y defienden intereses empresarios, ideológicos y políticos concretos.
Algunos dirán que el protocolo es importante (estudios científicos señalan que el 99% de nuestro mapa genético es igual al del mono, sostienen por lo tanto, que somos monos más protocolo) y que ese 1 % que nos separa de los animales es la cultura lo que es muy importante y acuerdo con ese punto de vista. Pero creo que hay que cambiar esa cultura, porque se expresa como sentido común reaccionario y nos hace repetir cosas que son históricas como si fueran naturales.
Maradona tiene la condición de ser un Mito viviente y como sabrá el lector atento los mitos, no se construyen para descubrir la verdad, son operativos, transmiten valores. Y los valores que transmite Maradona van a contramano, en muchos casos con la cultura dominante: lealtad a los amigos, no olvidarse de su origen pobre, ser amigo de Chávez reivindicarlo a Fidel y al Che, ser crítico con Estados Unidos, decir que el papa es un hijo de puta o ahora defenderse de los periodistas que expresaron y siguen sosteniendo posiciones golpistas ( que no puede dirigir, que el técnico es Veròn, etc).
El establecimiento (los poderosos), preferirían que fuera un Mito muerto, un Maradona que no fuera técnico, que sea políticamente correcto, edulcorado, previsible, NORMAL.
Pero Diego no es normal y esa es una ventaja. Por eso cuando los bien pensantes, los vergonzantes, los tilingos, los genuflexos, le exigen arrepentimiento, Maradona no les da con el gusto, porque a pesar que  no leyó a Spinoza, sabe que el “arrepentimiento es una miserabilidad doble, pues en el acto de arrepentirse tenemos que primero alguien comete daño derrotado por el deseo, para luego dejarse vencer por la tristeza”.
Maradona tiene legitimidad de origen y de fines, es leal  a sí mismo y a su propia historia y eso lo convierte en una personalidad difícil de encontrar, y aunque no lo necesite me solidarizo con él y ante la hipocresía, las mentiras, las ideas dominantes, tambien me rebelo: así que si se la maman a él de paso, los arriba citados, a mí también.

16-10-2009

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