Inseparable del devenir del siglo 20 hasta la actualidad, en especial
en las luchas políticas, sociales y culturales de Argentina, leal a las
tradiciones internacionalistas en las que se forjó, desde la Revolución Rusa ,
pasando por la guerra civil española, la Revolución Cubana ,
Nicaragüense, con aportes solidarios a Chile, El Salvador, y otras revoluciones
del mundo; el Partido Comunista Argentino cumple 95 años de existencia.
Este espacio no permite realizar
un recorrido acerca de su historia, tarea que por otra parte exigiría un
trabajo de archivos, de fuentes que trascienden a quien esto escribe, aunque se
sabe que la escritura de la historia no reclama títulos e idoneidad; a decir
verdad, no existe (si en otras profesiones) “un ejercicio ilegal de la
historia”, advertido de esto de todas maneras he optado por hacer avanzar
algunas reflexiones por otros rumbos.
El marxismo y el partido en el que muchos nos hemos educado, nos ha
inculcado desde temprana edad que el sentido mismo de la vida consiste en
participar conscientemente en el cumplimiento de la historia. Cuanto más uno
piensa en esto, más profundamente se convence de su aserto. Esto quiere decir pronunciarse
activamente contra todo lo que degrade, desvalorice a los hombres y ser
protagonistas en todas las luchas que apunten a liberarlo y engrandecerlo, qué
otro sentido tiene, sino este la carta que el Comandante Che Guevara escribe a sus
hijos…. casi como una sentencia, “sean capaces siempre de sentir en lo más
hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del
mundo; es la cualidad mas linda de un revolucionario”. El hecho de que ese
activismo esté inevitablemente maculado de errores, no aminora para nada su
imperativo categórico; es peor el error del individualismo, del egoísmo, según
tradiciones burguesas capitalistas totalmente manchadas de inhumanidad.
Se puede comprobar (incluso en el error), la imposibilidad de vivir de
otra forma, cuando se entrega uno enteramente a una causa que cree justa; en otras
palabras cuando se niega a disociar el pensamiento de la acción diaria, en 95
años, nuestros camaradas, todos
valerosos, buscaron para sí una regla de vida más alta y más justa que
la sumisión al orden burgués, (con excepción de algunos que fueron triturados
por este orden antes de formarse una conciencia clara).
Nuestras dificultades materiales, nuestra vocación por la igualdad,
nuestra ardiente voluntad creadora, nuestro desinterés de revolucionarios se
enfrentan radicalmente, con el feroz egoísmo de la especulación, del lujo
arrogante y estúpido de los ricos, del despojo vergonzoso de las masas, marcas
registradas de este capitalismo decadente y son a su vez una cura de confianza
sobre nuestra convicciones ; porque lo que mide la presencia del hombre y su
paso por esta vida, es la elección que haya hecho él mismo de la causa temporal
que lo trasciende, imbuido de altos ideales el militante no deja que se pierda
nada, siempre hay algo que salvar, incluso y sobre todo en lo mas profundo de
las derrotas, de los desastres, de los quiebres históricos; y ante estas
circunstancias, hemos actuado con la convicción, que más temprano que tarde,
otros hombres, infinitamente diferentes de nosotros, infinitamente semejante a
nosotros, bajarían por las calles de la patria(nuestra patria es Argentina,
pero lo es también la revolución socialista continental y mundial),ya lo hacen
y lo seguirán haciendo, movilizados por las mismas razones, haciéndose fuertes
en la memoria de la lucha obrera y popular en sus héroes y mártires y tomarán
el poder(porque hay que tomarlo) honrando a tantos camaradas y compañeros, que en
todos estos años, acosados por infinitas privaciones, sin otra perspectiva
muchas veces que la cárcel , la tortura, o el exilio, conservaron su fe
revolucionaria, su alegría y su viva inteligencia política, mientras otros
caían combatiendo sobre estas mismas tierras
que pisamos, para legarnos el derecho a
nuevas y mayores batallas, que nos acerquen el futuro .
Aquilatar esta experiencia, nos
tiene que hacer reflexionar, que lo importante no es ser comunistas e
instalarnos definitivamente en un estado o una condición, sino ante todo esforzarnos
por hacer las cosas día a día, avanzando de los simple a lo complejo,
caminando, progresando sin tregua, teniendo clara conciencia que nada está
nunca asegurado definitivamente y todo está siempre por conquistarse; lo
sabemos, la lucha de clases es el motor de la historia con sus idas y venidas,
y esta certeza no mella un ápice nuestra convicción de que estuvimos y estamos
en la línea del desarrollo histórico, esto se percibe con mayor nitidez ahora ,en
donde para una época entera, millones de destinos van a seguir los derroteros por donde nosotros,
los comunistas, junto a otros revolucionarios, caminamos los primeros.
La crisis civilizacional del capitalismo, ha provocado que
en Europa, Asia, África y América, generaciones enteras, se comprometan
a fondo en las luchas colectivas, hagan el aprendizaje de la violencia y del gran
riesgo, pasen por la experiencia de los cautiverios, y en este proceso
extraordinario que se hace cotidiano, se convencen cada vez más que el egoísmo del “sálvese quien pueda” está perimido,
que el enriquecimiento personal no es ya la meta de la vida, que los conservadurismos
de ayer y los neoconservadurismo de hoy no conducen sino a las catástrofes, y
experimentan la necesidad de una nueva toma de conciencia para la
transformación del mundo.
En America latina soplan aires de cambios revolucionarios de carácter socialista y antiimperialista y
ello nos exige tener presente la
experiencia de los procesos revolucionarios previos derrotados transitoriamente
producto del enfrentamiento feroz con el capitalismo, pero también a causa de
graves errores propios, ante estas circunstancias nos debe acompañar siempre la
noción del doble deber , esta nos va a permitir recordar, que el socialismo no
debe ser defendido únicamente, contra sus enemigos, contra el viejo mundo al
que se opone, debe defenderse también en su propio seno, contra sus propios
fermentos de reacción.
Una revolución para ser servida con honestidad, debe ser
incesantemente puesta en guardia contra sus propios abusos, sus propios excesos.
Necesita pues vitalmente junto con la crítica, del ejercicio del poder popular,
entendido como una radicalizada democracia de masas.
Este nos va a imposibilitar cualquier rigidez doctrinal que nos haga
desembocar en el desprecio del hombre diferente, de sus argumentos, de su
manera de ser, en definitiva que nos va
a preservar de la intolerancia, que ha actuado en el campo de los
revolucionarios como un cáncer ;para resolver el problema de la unidad, uno de
los grandes problemas, que cada uno de nosotros tiene que resolver prácticamente
es, sin duda, el de la coherencia que tiene que existir entre la intransigencia
que resulta de convicciones firmes, el mantenimiento del espíritu crítico ante
esas mismas convicciones y el respeto de las convicciones diferentes, en este
sentido el militante actor y testigo de los acontecimientos de su época debe
dar batalla contra la fatalidad histórica; que quiere explicar la misma sin la
acción conciente de los hombres.
El porvenir se nos presenta, (a pesar de los nubarrones en el
horizonte), lleno de posibilidades más grandes que la que entrevimos en un
pasado no tan lejano. Confío que la
pasión, la experiencia amarga y las faltas de las generaciones combatientes
pasadas, puedan aclarar un poco los caminos a los nuevos contingentes de
luchadores presentes y futuros.
Lo aquí escrito, no tiene la intención de ser un inventario de las
penurias a las que están sometidos
muchas veces los revolucionarios y los procesos revolucionarios, de ninguna
manera, somos militante de la vida y de la alegría somos apasionados y
convencidos de lo que hacemos, pero dejamos muy en claro que amamos la vida con
los ojos abiertos, con un sentido crítico cabal, sin falsas ilusiones, sin
adornos, tal como se nos aparece, con lo que ofrece, nuestra actitud es la de caminar por este mundo dejando
huellas, no superficialmente de manera diletante.
En estos 95 años de existencia en muchas ocasiones nos han convidado
ha abandonar la lucha entregando armas y bagajes, a que nuestros ideales y
nuestra práctica estaban pasadas de moda y tenían asegurado un lugar en el
basurero de la historia, que nuestra derrota era ineluctable y ante ese convite
nuestras convicciones fueron y son irreductibles, afirmados en la idea de que
si la derrota es inevitable, ¿ qué hacer sino aceptarla con valor, salirle al
encuentro con espíritu invicto?, con el convencimiento de que esa actitud serviría
al porvenir, hubo por supuesto a quienes el pan amargo de los revolucionarios,
no los tentaba y se postraron en los altares del posibilismo que acompaña la
idea fraudulentamente recurrente del capitalismo con rostro humano, estos
vivirán marcados para siempre por aquella sentencia popular de que solo la
primera vergüenza es difícil. Junto a la idea de capitalismo humanizado a
marchado un subterfugio que ha alcanzado el carácter de categoría política de
la derrota, es aquella afirmación que señala que se es revolucionario o de
izquierda a los veinte y conservador a los cuarenta, planteando que las ideas
que aquí se esgrimen son solo meros caprichos de juventud. Los imprescindibles
de las fuerzas del campo popular, son militantes que asumen su vida con pasión y comprensión profunda. Lucidez
serena, firmeza moral, intransigencia combativa, e inteligencia clara…. Y son
la prueba viviente que derrumba esa mentira, sobre este inmenso capital
político se sostiene y se afirma nuestro partido, es cierto que su sombra que
esta aquí ,es hoy mas grande que él mismo, eso no nos disminuye, por el
contrario redobla nuestro compromiso y nos hace mas fuertes; hoy seguimos
siendo más comunistas que nunca, todavía miles en la Argentina , reivindicando
su historia con todos sus grises y todos sus rojos, y seguimos convocando a las
nuevas generaciones que se incorporan a la vida política del país a ocupar un
puesto de lucha en nuestras filas, para plantar bandera del lado de los condenados
de la tierra, para que en la fragua de la lucha de clases del presente, nos
forjemos el derecho a nuevos combates que nos llenen de promesas de mañanas.
Alguna vez leí por ahí “que lo terrible cuando se busca la verdad, es
que se la encuentra”, y entonces ya no se es libre ni de seguir la inercia del
medio, ni de aceptar los lugares comunes y corrientes. Nuestra verdad es el
comunismo, es nuestra razón histórica,
es asimismo una convocatoria a los pueblos del mundo que viene desde lo
profundo del porvenir, porque va quedando cada vez más claro que el comunismo
es la juventud de la humanidad.
En este enero rojo del 2013 en todas las plazas del país de norte a
sur y de este a oeste se alzarán miles de puños cargados de banderas para
conmemorar otro aniversario de nuestro partido, para gritar que estamos vivos y
que la historia todavía va a recurrir a nosotros.
Camaradas de frente a nuestra historia y de frente al porvenir, nos
juramentamos vencer y venceremos ¡¡¡¡¡
¡VIVA EL 95 ANIVERSARIO DEL PARTIDO COMUNISTA¡ ¡VIVA LA FEDERACION JUVENIL
COMUNISTA¡
Leonardo Juárez