martes, 10 de octubre de 2017

AMÉRICA LATINA UN HORIZONTE

 “América contribuyó en mucho a hacer España, tanto como lo hizo la rendición de Granada, en enero de 1492- y no se entiende octubre sin enero, o América sin Granada. Para los españoles, América es la “Conquista”, como la caída de Granada es el final de la “Reconquista””. [1]
        El tratado de Tordesillas de 1494 entre España y Portugal desde el punto de vista geopolítico, fue el primer reparto del mundo entre potencia coloniales. La ocupación colonial potenció el comercio y el trafico esclavista y con él una brutal cacería humana, y es para los pueblos originarios un proceso de invasión, conquista y evangelización.
        La violencia de la invasión, la conquista y la colonización europea trajeron un elemento de larga duración: la tensión entre revelamiento y negación de la alteridad humana. Para lograr el sometimiento de los pueblos originarios, los colonizadores tuvieron que borrarles sus culturas y emprendieron esa tarea bajo el justificativo de “civilizar y evangelizar”.[2]
La evangelización católica colonial- absolutista e intolerante, autoritaria y etnocéntrica tomó la forma de una autentica misión redentora: “Liberar a los pobres infelices del destino de salvajes de su condición primera y elevarlos hasta un plano de humanidad que coincidía con los últimos peldaños de un sistema verticalista y jerárquico”.[3]
Así la evangelización constituyó una imposición de criterios y patrones ajenos a las sociedades indígenas dominadas, que bajo un manto religioso encubren la explotación económica y humana de las poblaciones aborígenes. La posesión de las mentes y las conciencias por la evangelización anuló una porción sustancial de la identidad. El resultado fue también, la instauración de la encomienda, las haciendas y las plantaciones.
La negación de la alteridad humana se expresó como negación de lo no europeo (indio, negro), y el revelamiento se alzó como  resistencia o rebeldía de los negados, en este caso   es bueno destacar la terca y heroica resistencia de los pueblos aborígenes desde la conquista misma y en donde destacan dos mojones, las insurrecciones de 1780 de Túpac Amaru en Perú, y la de Túpac Katari en el Alto Perú (actual Bolivia).
Los indios se vieron obligados a la insurrección por la codicia insaciable de los españoles, y la tiranía insoportable de los corregidores, que les violentaron para el pago de los repartimientos, junto a la atrocidad que significaba la mita minera y campesina, que los iba diezmando por millones.
Para ellos no había hogar, propiedad, ni un momento de bienestar, desconocida su personalidad, eran miserables parias, victimas siempre de sus dominadores, con la complicidad de una iglesia que no estaba para brindar consuelo, sino que eran una parte sustancial de los verdugos, que inventando nuevas fiestas, y vejándolos cruelmente , le arrancaban los últimos medios de vida que le quedaban, como afirmaba Oscar Masota “La Historia de la Iglesia (confirma en América), que es la Lujosa Justificación Divina de la Inmoralidad Humana“.
Amaru y Katari, fueron sentenciados a ser despedazados por cuatro caballos.
En el caso de Tupac Amaru, lo derrota la traición de uno de sus capitanes, que lo apresó sorpresivamente y lo entregó a los españoles, lo mismo ocurrió con su esposa y dos de sus tres hijos.
Con el cuerpo semi destrozado y ante el temor de que muriera, Areche mandó a decapitarlo el 18 de mayo de 1781.
“La antigua plaza incaica del wacaypata fue escenario del suplicio, como lo había sido en el s XVI, de su antecesor Tupac Amaru, el último inca del Tahuantisuyo.  En lugar del cruel virrey Toledo , estaba el no menos despiadado visitador Areche: le abrieron a la fuerza la boca para cortarle la lengua , extendido en medio de la plaza mayor, se le ató de pies y manos a cuatro caballos para descuartizarlo, no lograron destrozarlo y el sanguinario Areche, ”por compasión” mandó decapitar al héroe“.
El 15 de noviembre de 1781 (en el pueblo de las Peñas), fue el día del suplicio de Katari, el día en que ingresaba a la gloria empujado por el odio español;  tenía 30 años de edad, su cabeza fue llevada a La Paz, sus brazos, piernas y tronco en los altos de la entrada de esta ciudad. Producto de estos despiadados hechos aquí descriptos.
Tupacamarización ha servido para referirse a  divisiones y desgarramientos de pueblos y naciones al servicio de las clases dominantes de turno. El presente  presagia futuros trágicos si triunfan políticas pro imperialistas que con discursos inflamados de “federalismo”, “autonomía” o algún otro eufemismo, buscan la escisión de bloques regionales al interior de nuestros países.
América es un horizonte, y en él  las figuras de Amaru y Katari son faro e inspiración y hoy son divisa con la que marchamos al combate por la liberación definitiva de nuestros pueblos.
                                        Leonardo Juarez




[1] Waldo Ansaldi(2012), América Latina La Construcción del Orden, Tomo I, pág. 83, Buenos Aires-Editorial Paidós
[2] Waldo Ansaldi (2012), America Latina La Construcción del Orden, Tomo I, pág.70, Buenos Aires-Editorial Paidós
[3] Sobre el tema conviene consultar el debate entre el Dominico Fray Bartolomé de Las Casas(1474-1566), y el filosofo aristotélico Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1572)