jueves, 27 de octubre de 2011

ELECCIONES PRESIDENCIALES 2011

LA DERECHA COMO LAS SERPIENTES, MUDA DE PIEL PERO CONSERVA EL VENENO

Con un porcentaje de 54% de votos emitidos a su favor y una diferencia con el segundo de casi 8 millones de votos fue reelecta  presidenta la candidata ictoria  Cristina Fernández de Kirchner. Estos contundentes porcentajes confirman una vez más  la gran capacidad de adaptación del peronismo, ya consolidado como una fuerza maquinaria electoral, como un partido herramienta para administrar el estado y  explica en parte  el entramado de alianzas que se teje al interior del mismo, entre el gobierno nacional y gobernadores de su propio signo, que en sus gestiones de gobierno se colocan en las antípodas.

El resultado electoral nos muestra que la  derecha que cuestionaba los paradigmas centrales del gobierno (recuperación de las afjp, política de derechos humanos, integración latinoamericana, etc.), expresada en Carrió, Duhalde, Alfonsín, quedó claramente derrotada. Por otro lado se evidenciaron las limitaciones de los enfoques de centroizquierda y de izquierda, que asumieron con mucha fuerza la teoría del fin del ciclo kirchnerista y que desde ese postulado asumieron una oposición sistemática al gobierno, estos espacios sostienen un discurso que suele ser de rechazo global al gobierno, de resentimiento porque sienten que les están robando una programática y una influencia trabajosamente conquistada en algunos sectores.



La consolidación del liderazgo presidencial y la dificultad de institucionalización hacia abajo,( síndrome común a varios procesos latinoamericanos), la coloca cara a cara con ella misma. Allí radica de manera paradojal su fortaleza y su debilidad
Y en este hecho central va a estar la clave para poder imaginar el desarrollo político del gobierno y del proceso político argentino en el próximo periodo.


La debilidad electoral manifiesta de la oposición, traslada el centro de las miradas al seno del Kirchnerismo y al partido justicialista. En el primer caso, se especula que la disputa va estar centrada en como  enfrentar el inevitable impacto del crisis internacional, algunos sectores buscarían financiamiento internacional, el acuerdo con el club de Paris iría en ese sentido,  lo que  como todos sabemos implicaría  cumplir con sus recomendaciones, las conocemos bien, ajustes vía reducciones de gastos públicos, salarios, etc, seguido inexorablemente como la sombra al cuerpo por represión, el que tenga amnesia repentina puede mirarse en el espejo europeo.
Otro sector del gobierno plantearía agotar las fuentes del financiamiento interno, como el Banco Central y el Anses, y estudiar una posible reforma tributaria para mejorar los ingresos fiscales.
 En este sentido los llamados a la unidad nacional en abstracto serán llevados por delante por  la dinámica de la crisis; se van a achicar los espacios para dar señales contradictorias como por ejemplo, por un lado habilitar a los sectores de los agronegocios  para hacer biocombustibles,  (con ese inmenso peso negativo que tiene el hecho de cuando el mundo necesita comer se utilice alimento para hacer combustible , y el agregado de que serán subsidiados grupos como los Blaquier, del Ingenio Ledesma, la Seabor Corporations , del Ingenio San Martín del Tabacal, entre otros);y por  otro lado la convocatoria a organizar la militancia política por abajo, para profundizar los cambios necesarios
La derecha mostró por ahora grandes dificultades para articular la oposición, por lo que un ejercicio interesante sería   buscarla en el seno del partido triunfante, la misma se guarece agazapada en gobernaciones e intendencias con el dato para nada menor de que todos ellos( gobernadores e intendentes, en la mayoría de los casos) han sacado un porcentaje de votos superior al 50%, por lo tanto, mas allá de  esa virtud que se le reconoce al peronismo de versatilidad  con un punto de gravedad en torno a la caja, es razonable pensar un escenario en donde a las tensiones de la economía y las diferencias ideológicas y de gestión, se le agreguen las peleas por la sucesión presidencial.

Si bien es cierto que las elecciones se realizan cada cuatro años y estas le han dado un gran respaldo a la presidenta, no es menos cierto  que la legitimidad política se renueva todos los días, y esto lo saben “presidenciables” como Scioli, Urtubey, De la Sota, solamente para nombrar algunos. En esta misma dinámica hay que entender la operación de reinserción del cadáver insepulto del peronismo federal, al partido justicialista
Este no es un dato menor, porque el intento de recuperar el esquema bipartidista (peronismo- radicalismo) reforma política mediante, para sostener un modelo de gobernabilidad que implosionó en las jornadas del 2001 no han dado resultado, y esto hace que las tensiones principales se trasladen al seno del partido gobernante, instalando un horizonte no fatal, pero si posible de degradación y descomposición política.

Esta descripción del desarrollo de la política Argentina ubica claramente dos hechos claves, que la radicalización de medidas políticos económicas  (como por ejemplo una nueva ley de servicio financieros, una reforma tributaria que modifique profundamente la matriz recaudatoria del estado argentino, una recuperación del sector energético por parte del estado, la constitución de una junta nacional de granos y de carnes, el control del comercio exterior de granos, una política ferroviaria con sentido popular y soberano, etc), nos pone ante la evidencia que  da cuenta de dos carencias absolutamente relacionadas; la ausencia de un proceso de polarización sociopolítica y consecuentemente con esto la vacancia de una alternativa política de nuevo tipo que tome nota de esta situación y que se planteé las tareas necesarias en este sentido,  esto no se resuelve con un liderazgo por mas fuerte y legitimado que fuere y tampoco alcanza con el partido de gobierno.

Es decir que el nuevo momento político obliga al campo popular a impulsar con prisa y sin pausa una confluencia de sectores que están en el Frente para la Victoria que es el que hegemoniza el peronismo hoy, pero no necesariamente de todo el peronismo, de sectores de centroizquierda, de izquierdas, independientes, y de todo aquellos que estén dispuestos a ser parte de una fuerza, que combinando amplitud organizativa y profundidad programática, junto a la necesaria movilización de las masas populares, nos permita afrontar con posibilidades de éxito, los cambios que requiere la etapa histórica en este contexto internacional y nacional.
A no dormirse en los laureles, que la derecha como las serpientes muda de piel, pero conserva el veneno

                                       LEONARDO JUÁREZ
                    

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