El paradigma del
desarrollo agropecuario del departamento de Anta, Las Lajitas,( en una década la
zona duplicó la producción granaria) también lo es por el crecimiento de la
pobreza y la desigualdad. Casi todos los llamados pobres, son indigentes. Sin embargo,
cuatro mil seres humanos viven en condiciones inaceptables, la población total
es de 10.000 hab. La capital de la soja
salteña es el ejemplo más evidente que la copa y su famoso derrame es una
mentira atroz.
El noventa por
ciento de la producción agropecuaria del departamento de Anta, está en manos de
treinta empresas. Algunos de los más notables son Brito, Pallaro, Elztein,
Lacroze, Olmedo y Romero. Regalaron Salta Forestal a Romero, Olmedo , y Elztein, 360.000 has. Y
en el depto. Anta 6000 familias no tienen un lote donde parar su rancho .
El paisaje de Las
Lajitas se llenó de grandes asentamientos. Al costado de las vías del decrépito
Ferrocarril General Belgrano, se instalan las villas miseria y los pobres
construyen sus casas con el plástico desechado de los bolsones de soja. Al
grano le corresponde el plastico nuevo, sin defectos. A los niños pobres, el
que ya se usó en la cosecha anterior.
Para lo único que les
sirve el Ferrocarril Belgrano a los pobres, es para ocupar el espacio que rodea
lo que queda de las vías. La punga
burguesía argentina destruyó el sistema de transporte ferroviario sin descanso
en los últimos setenta años. Ahora, Cano, Urtubey y el inefable presidente
Mauricio, pretenden que los desposeídos vuelvan a pagar el Ferrocarril. O, por
lo menos, que se hagan responsables del robo que resulte de sacar créditos para
su supuesta renovación. A los pobres, no los va a beneficiar el Ferrocarril.
Quizás, baje el costo del flete de los granos. A los pobres, no les importa.
Urtubey y los
revolucionarios de la alegría peronista pro, pelean por administrar los fondos
del negocio que es el Plan Belgrano. Su contrincante, Cano, radical pro, tan
inútil como él, y que sueña hacerse rico, también como él.
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