El “Homo Cualunque” fue una
revista italiana que alrededor de 1944 fue pionera en desconfiar de los
políticos de carrera y, de tanto en tanto, apostar por advenedizos que, subidos
a una popularidad ganada en actividades diversas, se alzaban como referentes de
sector.
Illona Staller, la
“Cicciolina” una actriz porno, fue en los ochenta una estrella en ese
firmamento cualunquista.
En la Argentina de los
noventa, las fuerzas políticas y sus líderes
desarrollaron un camino de doble vía,que consistía por una parte en
abrir sus listas a figuras del espectáculo y el deporte ; Reuteman, Scioli,
Palito Ortega, son testimonio de eso y en sentido inverso iniciaron un proceso
de “farandulización de la políticos” que se hincaron en el altar de cualquier
programa televisivo que les permitiera mostrarse.
En el 2001 la consigna que
recorrió la Argentina fue “que se vayan todos” y la pregunta era y ¿que venga
quien?, ¿los empresarios?, ¿los militares?, ¿los humoristas?, etc, la idea
seguía siendo la misma y este cualunquismo de época le permitió instalarse a
Mauricio Macri.
En conclusión este apartado
introductorio es sólo para señalar que Scioli y Macri son hijos del mismo huevo
reaccionario, estimulados por una base social de individuos desinformados,
socialmente aislado, económicamente resentido, a imagen y semejanza de una
clase dominante lumpen burguesa. Este fenómeno del cualunquismo vino para
quedarse y lo ratifica la cada vez más amplia lista de los Del Sel, Cacho
Buenaventura, Ivo Cutzarida, Alfredo de Angelis , Olmedo ,etc.
CUALUNQUISMO DE “IZQUIERDA”
Amplios sectores de la izquierda asumieron
como propio, la operación política cultural que intenta instalar la idea de que
la historia del siglo XX empezó , el 17
de octubre de 1945 y la del siglo XXI el 25 de mayo del 2003, esto fue
acompañada de la instalación de un lenguaje político cargados de significantes
vacios, “patria grande”, “cambio de época”, “la patria es el otro” ,
“empoderamiento”, “visibilización”, “todos y todas”, “sustentable”,
“biodiversidad”, “revisión histórica”, “defensa ambiental” “nuevos derechos
humanos”,, muestras de un largo catalogo que continuara en uso si es necesario,
invitando a una épica vacua , que en la práctica consuma una praxis más cercana al Marqués de
Lampeduza que a Marx . Así nos colocan a la vanguardia mundial de lo hueco.
Como consecuencia de lo
anterior, la operación cierra con una izquierda que se pierde en pragmáticos
debate de coyunturas, en la que no tiene ninguna injerencia, (se torna así en
una izquierda berreta, cualunque), dejando en el arcón del olvido el análisis
de los sistemas económicos, del
capitalismo, de las clases sociales, del rol de la clase obrera en la sociedad
capitalista, entre otros mojones fundamentales de la teoría revolucionaria.
Si la doctrina oficial del universo kirchnerista
liderado por Cristina, pasa por la
afirmación de un pretendido “capitalismo productivo” que vendría a ser el
núcleo central del modelo, la pregunta que suscita el asumirlo como propio por
parte de tradicionales partidos que se reconocen en la izquierda es inevitable,
¿para qué seguir entonces por ej con un Partido Comunista? ¿Por qué no cambiar
de nombre ya que se ha producido un cambio radical en su ideología?; la
respuesta de raíz ideológica, es la
subestimación del papel del partido revolucionario, y la de raíz política es la falta de
vinculación estrecha con la masa obrera y popular. Esto hace que se ponga un
signo igual por ej entre la palabra mágica “empoderamiento” y una categoría
política como Poder popular, que es esencialmente la hegemonía política de un proyecto
revolucionario sobre un movimiento popular.
VOTAR A SCIOLI, ES TAMBIÉN HACERLO POR EL PROGRAMA DEL
AJUSTE.
Estamos en presencia de un gobierno burgués con
pretensiones reformistas, pero que en el terreno económico choca con las
limitantes de la inexistencia de una burguesía industrialista y la ausencia de
este actor social, no hace más que derivar en facciones que sólo se disputan la
administración del presupuesto.
En la historia de la
controvertida democracia burguesa argentina, nunca como hoy se ven tan claro
los intereses de clase. Hace ya más de una década que se presentan diversas
fracciones menemistas, todas con el mismo origen y objetivo final. Sin necesidad
de explicitar un programa político ni económico, simplemente “votame, yo soy la
opción”.
Sin embargo, sí existe un
programa y una serie de medidas que son casi exactamente las mismas para Scioli
que para Macri-Massa. Matices. Simples matices los diferencian.
Así lo demuestra un
inventario de las medidas económicas que van a tomar en caso de ser gobierno,
porque el poder como es sabido está en
manos de las multinacionales globalizadas.
Primero: unificación del
mercado cambiario, hasta que les vuelva a resultar útil su desdoblamiento.
Segundo: inflación con
presunción de que la controlarán y con el final que todos conocemos.
Tercero: “adecuación” de las
tarifas.
Cuarto: mayor concentración
de los subsidios estatales a los sectores empresariales con la consiguiente
devaluación de los que corresponden a los sectores desprotegidos.
Quinto: así pretenderán
bajar el gasto público, pero sólo el destinado a la “acción social”.
Sexto: aumentarán los ya
existentes negocios con la banca internacional, al BID y al Banco Mundial, le
sumarán negocios que el FMI avalará.
Séptimo: continuarán
cobrando comisiones y fugando divisas, trabajos para los cuáles la burguesía
argentina fue educada y es exitosa.
Octavo: recompondrán
levemente las relaciones con el sector agrario, pero continuarán profundizarán
la sujeción económica a las multinacionales cerealeras, verdaderos
controladores del tipo de cambio en Argentina.
Noveno: las empresas multinacionales alimentarias
continuarán convirtiendo a la Argentina en un simple exportador de commodities.
Décimo: las empresas
ensambladoras de autos continuarán comprometiendo la disponibilidad de divisas
del país.
Undécimo: YPF y su conductor
estrella, continuarán encontrando nuevas Vacas Muertas, prometiendo que el
autoabastecimiento energético está a la vuelta de la esquina.
Este es el programa de la
gobernabilidad burguesa y es la constatación real que a pesar del tiempo
transcurrido no hubo cambio de época.
Los gobiernos latinoamericanos se deben mirar
en este espejo. Sin Banco del Sur, sin Banco Alimentario, sin cooperación
energética, el Mercosur no sirve más que para aumentar la corrupción regional
.Es criminal sugerir que la Burguesía Paulista resolverá el problema de las masas
latinoamericanas. El certificado de defunción de los progresismos solo anuncia
un devenir de democracias neoliberales degradadas, que van a transitar un camino más cercano a
países como México y Colombia.
PARTIDARIOS DEL ORDEN
BURGUÉS
Para ganar las elecciones al
gobierno le alcanza con el ”PJ” que mostró una vez más su gran capacidad de
adaptación , ya consolidado como una fuerza maquinaria electoral, como un
partido herramienta para administrar el estado.
En este sentido el liderazgo
plebiscitario de Cristina no empodera, decide, esto
representa el peronismo y las distintas variantes que lo hegemonizaron, y allí
el kirchnerismo se mueve previsiblemente.
La burguesía ha hecho de la
dignidad personal un simple valor de cambio ¿qué es lo que temen reconocer en
sí mismo los miembros de la burguesía? No su tendencia a explotar a otras
personas, a tratarlas simplemente como mercancías. La verdadera fuente de problemas
es la pretensión burguesa de ser el “partido del orden”, eso expresan todo el abanico de candidatos que incluye a
Scioli, Macri , Masa y sus corifeos.
Aguijoneados por el pesimismo de la inteligencia
tenemos la obligación de asumir , que las agudas contradicciones que atraviesan
al campo popular, no están en vías de resolverse positivamente en síntesis
superiores, llámense proyecto, pueblo nación, revolución, socialismo, ni
siquiera partido, la vacancia de una alternativa política que se plantee estos
objetivos históricos y la ausencia de un sujeto político con centro en la clase
obrera que produzca el relevo histórica de la lumpen burguesía dominante son
tareas pendientes; que definitivamente empiezan por plantar bandera en
oposición abierta a los “partidarios del orden burgués”.
Leonardo
Juarez
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